Baños Árabes Vs Spa Jerez
Si ya has tenido la oportunidad de disfrutar tanto de unos baños árabes como de un spa en Jerez, habrás visto que son varias las diferencias que encuentras entre ellos. Lo que sí tienen en común es que ambos están pensados para el descanso y la relajación de la mente, cosa que es muy necesaria en estos tiempos que corren.
En la mayoría de las ciudades, por no decir todas, se dispone actualmente de al menos un spa urbano en el que ofrecen un circuito de varias piscinas con chorros, cuellos de cisne y otros servicios estéticos como masajes o tratamientos de belleza.
Los baños árabes de Jerez
Los baños árabes, sin embargos, no están presente en demasiadas ciudades aún, y es que no hace demasiado que los volvimos a traer de vuelta eso sí, renovados.
Antiguamente, los baños árabes eran lugares de encuentro, de vida social, donde se debatían incluso cuestiones políticas o se hablaba del día a día. Estaban separados por sexo: unos días estaba disponible para las mujeres y otros para los hombres.
Ahora el concepto ha cambiado aunque se mantiene la estructura original, que se adoptó y mejoró de las termas romanas. Inicialmente existía el tepidarium, una sala templada donde los romanos se cambiaban de ropa, desconectaban de la rutina y charlaban con sus amistades mientras esperaban el paso a la siguente estancia. Luego pasaban al caldarium, el baño caliente y finalmente al frigidarium, el frío.
Este mismo circuito es el que los árabes adoptaron y mejoraron en su tiempo. Ahora lo disfrutamos gracias a la cultura de la salud a través del agua que estamos desarrollando.
Los baños árabes de Jerez sobresalen por ser un lugar de calma y relajación. A ello contribuyen las luces de las velas, la tenue oscuridad, la música relajante que lo envuelve todo y la relajación que experimenta tu cuerpo gracias al contraste de temperaturas y los masajes y tratamientos.
En la actualidad, para cuidar de nuestra salud, contamos con el agua como gran aliada. Algo tan sencillo y tan presente en nuestras vidas que a veces no le prestamos la atención que deberíamos. El agua calma nuestra sed y a ella volvemos para calmar nuestra mente.